Los Paradigmas hacen que la Tecnología sea Inútil

Por Leandro Rodriguez


Hace 10 años, la comunidad informática vio el pasado para celebrar el cincuentenario del nacimiento de ENIAC, el primer computador electrónico de propósito general, que podía calcular en treinta segundos la trayectoria de sesenta segundos de duración de un proyectil, mientras que, para el mismo cálculo, el mayor analizador diferencial de la época tardaba quince minutos y un experto con una calculadora de mesa necesitaba alrededor de veinte horas. Imaginemos esto, en realidad INCREIBLE.

Algunos de los más ilustres pioneros informáticos de entonces predijeron que con unas pocas de aquellas enormes máquinas se suplirían las necesidades de computo de todos los Estados Unidos de América.

Hoy, cuando hay en el mundo decenas de millones de computadoras y las aplicaciones informáticas diferentes se cuentan por decenas o centenas de millares, recordar tal predicción nos produce asombro. ¿Cómo pueden haberse equivocado tanto aquellos personajes reconocidamente geniales?

En mi modesta opinión, sus mentes no se atrevieron a volar porque estaban ancladas por las limitaciones de la tecnología, más que por otra causa. La verdad es que hace mas de cincuenta años nadie podía sospechar que la evolución tecnológica poseía un horizonte ilimitado y que el equivalente a varios computadores ENIAC llegaría a caber en el bolsillo de cualquier ciudadano, como ha sucedido.

Quisiera contar una experiencia propia en el desarrollo de un proyecto de Sismología donde el impacto del avance tecnológico fue y es trascendente. En el año 1980 se inicio en el Centro Regional de Sismología para América del Sur (http://www.ceresis.org), la construcción del Catalogo Sísmico de Hypocentros y de Intensidades de Sud América. Para este proyecto se utilizo un presupuesto de mas de un millón de dolares y trabajaron aproximadamente 200 personas, la compilación de la información, ordenamiento, detección de errores etc, fue una tarea colosal que llevo casi dos años. El catalogo finalmente quedo actualizado hasta el año 1982. Imprimiéndose mas de 12 volúmenes del mismo, junto con un tomo que contenía todos los apéndices y tablas necesarias para interpretar la información.

Después de una década se inicio el proyecto de actualización de este Catalogo, para ello se partió del mismo esquema que se había utilizado anteriormente, se consideraron las mismas limitaciones que se tuvieron y no se cambio el sistema de trabajo. Obviamente el presupuesto con que se contaba era modesto y la infraestructura tecnología era superior. Se sostuvieron varias reuniones en los países estados miembros de CERESIS para coordinar las acciones en relación a la construcción del nuevo Catalogo. Finalmente se considero realizarlo en la sede del Instituto Nacional de Prevención Sísmica de San Juan Argentina INPRES, considerando la infraestructura de personal y hardware que tenia.

La mecánica era la siguiente: Cada país debía enviar la información de sus catálogos en formato digital al INPRES. Para esto se utilizo el correo tradicional y la información era colocada en diskettes. Para las comunicaciones se usaba el teléfono convencional y un precario correo electrónico que no permitía el envío de información que superara los 30 kbytes, así mismo las conexiones a Internet eran vía teléfono con una velocidad máxima de 9 kbits/seg.

En el año 1990 me toco hacer una estadía de seis meses en el Centro Internacional de Física Teórica de Trieste, allí trabaje en el equipo del Dr. Keilis Borok en el desarrollo de herramientas para el manejo de catálogos sísmicos, estas herramientas fueron diseñadas considerando todas las limitaciones que se tenían en esa época y eran capaces de manejar bases de datos de mas de 100,000 registros. En el año 1994 se viajo al INPRES para trasferir toda esta información y para capacitar al personal que implementaría el nuevo Catalogo actualizado hasta el año 1991. Después de una espera de casi un año y en vista de que no se tenían resultados se decidió hacer el Catalogo Sísmico en CERESIS contando para esa época con una PC 486 de 40 Mhz de velocidad. Esta actividad la desarrollamos el Dr. Alberto Giesecke y yo y logramos tener el catalogo actualizado en 5 meses. En este tiempo hicimos el trabajo que hacia mas de una década lo habían realizado mas de 200 personas. Implementamos herramientas que nos permitían manejar remotamente PCs vía teléfono, fuimos precursores en implementar un BBS en CERESIS que sirvió como una pequeña INTERNET local para coordinaciones e intercambio de información, etc. Fue muy interesante la experiencia que nos llevo a lograr un producto bueno con alta confiabilidad. Las herramientas nos permitían, analizar la información, detectar alteraciones en el tiempo, valores irreales, etc.

En aquella época como repito solo teníamos un precario correo electrónico. pensé por inducción que todo esto se iría revirtiendo con el avance de la tecnología y con la adaptación de nuevas herramientas y que en el futuro seria una labor rutinaria que el Catalogo Sísmico este actualizado casi en tiempo real, pensé también que el aislamiento de las instituciones muchas veces atomizadas se debía a esas limitaciones, considere que todo ello cambiaría en un esquema nuevo diferente de compartición de información y de generación en linea de datos para servir de fuente de investigación a los científicos.

Nos encontramos en el siglo 21 y curiosamente seguimos discutiendo casi como hace 20 años la actualización del Catalogo Sísmico y en la nueva información que colocaremos en el mismo. Todas las instituciones usan las tecnologías de la información pero sin axiomatizar sus acciones con sus similares del continente y tratando de encajonar los paradigmas antiguos a las nueva tecnología que condiciona nuevos paradigmas.

Sin embargo, el problema se encuentra en la mentalidad del factor humano. Al científico o profesional con una dilatada experiencia le cuesta mucho trabajo adaptarse a las nuevas técnicas, pero cuando éstas conllevan cambios paradigmáticos puede que ni siquiera le sea posible adaptarse a ellas, a un costo asumible.

La noción de paradigma, acuñada por Kuhn, es aplicable al campo de la tecnología de la información, con sólo sustituir "científico" por "tecnológico". Kuhn utilizaba ese término para referirse a "realizaciones científicas universalmente reconocidas, que durante cierto tiempo proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad científica". Cuando surgen nuevas formulaciones o conceptos, la comunidad se divide: al principio, la mayor parte de ella se resiste a aceptarlas, manteniendo esa resistencia siempre o durante largo tiempo, mientras se va creando una nueva y tal vez pujante comunidad científica en torno a lo que se convertirá en nuevo paradigma.

Fijémonos en que la resistencia al nuevo paradigma tiene una raíz básicamente psicológica. Forzada por sus emociones, a cualquier persona le resulta muy difícil desprenderse de una construcción intelectual, que le ha costado años construirse y que funciona como algo intrínseco que le proporciona seguridad y la protege. Precisamente, una característica esencial de la tecnología de la información es que se basa en modelos de computo, que a fin de cuentas son construcciones intelectuales que se fijan lentamente en la mente de los que la practican.

He podido comprobar que los procesos de transferencia de tecnología y, en general, la renovación tecnológica de las instituciones encuentran en esta resistencia psicológica de los mismos técnicos profesionales quizá su peor enemigo. Hay quien cree ingenuamente que este asunto se resuelve invirtiendo en recursos de capacitación, pero el problema es mucho más profundo.

Todos los sistemas educativos relacionados con la informática y las telecomunicaciones están centrados en la tecnología, a la que conceptúan casi como un fin en sí misma, por encima de los problemas y voluntades de sus usuarios. No entrenan a sus estudiantes para comprender que el poder de la tecnología no se traslada automáticamente a los resultados de las instituciones, porque es filtrado por su organización humana y por la propia complejidad de la tecnología, ni para desarrollar los sistemas de información bajo estrictos principios de utilidad. Mucha gente respetable se han manifestado pidiendo un proceso de reorientación de tales sistemas educativos, buscando formar una mentalidad de aplicaciones y servicios, en los que la tecnología juegue por fin su genuino papel de instrumento capacitador.

Lo que ha ocurrido es que el tremendo avance tecnológico no ha cesado su actividad, dejando un reguero de disfuncionalidades, y la organización social no parece haber aprendido a integrarla. Está resultando más fácil crear tecnología que usarla eficientemente.

Al decir "la organización social" se quiere expresar que la tecnología es una responsabilidad de todos, no sólo de los técnicos, que implica amplios cambios multidisciplinares, incluso el rediseño de la organización. En otras palabras, que debe empezar a "verse" y usarse la tecnología como un artefacto social (cultural), más que como un artefacto exclusivamente técnico. Esta podría ser la noción central de un nuevo paradigma.

El futuro de la sociedad de la información requiere que se consideren y acometan seriamente soluciones, a los problemas que se han esbozado en este artículo.